27 de febrero de 2011
Hostería el Copihue: un trato indigno en Olmúe.
Sí. Ese es, en efecto, el lugar donde fui tratada como basura cuando solicité a las 11:00 de la noche del día 25 de enero de 2011 que los huéspedes que estaban a las afueras de mi habitación terminaran con su ruidosa fiesta deportiva pues ni yo ni mis bebés podíamos dormir.
Sí, ese es el lugar que le garantiza a usted tranquilidad y descanso a partir de las 10 de la noche, pero que, incumpliendo sus propias reglas, permite excepciones cuando los propios dueños deciden que el espectáculo vale la pena de ver y que los demás huéspedes debemos esperar a dormir cuando ellos lo decidan.
Se trata, como seguramente todos saben, de una hostería que no destaca ni por la calidad de sus instalaciones, ni por su comida. Todo ello es bastante mediocre. El único plus que tenía este lugar, y que le hacía aun sobrevivir frente a sus competidores era la atención amable y personalizada que entregaban sus dueños. Pero eso se ha perdido definitivamente con la nueva generación que ha intentado, sin éxito, continuar con el legado del fundador.
“¿No puede dormir?”, me escupe con absoluto desprecio uno de los administradores (el marido ‘deportista’ de la hija del fundador) “pues es su problema… debe esperar a que terminemos con esta ‘actividad’”. Le respondo “en las normas del hotel, que están en todas las habitaciones, ustedes señalan que está prohibido importunar con ruido después de las 10 de la noche…” pero ya no seguí, no tenía sentido, el señor se había dado vuelta y se había ido dejándome hablando sola…
La ‘actividad’ deportiva de gritos destemplados que hacían llorar a mis niñas, acabó cerca de las 12 de la noche… al otro día, no podía levantarme del cansancio de mi último día de ‘vacaciones’.
En fin, nunca me había sentido tratada como basura y menos por los propios dueños de un hotel.
Quizás esto explica que, en pleno febrero, la hostería estuviera semi vacía. La ruina del negocio ‘familiar’ se acerca. Es seguro.
Alejandra Zúñiga.
Sí. Ese es, en efecto, el lugar donde fui tratada como basura cuando solicité a las 11:00 de la noche del día 25 de enero de 2011 que los huéspedes que estaban a las afueras de mi habitación terminaran con su ruidosa fiesta deportiva pues ni yo ni mis bebés podíamos dormir.
Sí, ese es el lugar que le garantiza a usted tranquilidad y descanso a partir de las 10 de la noche, pero que, incumpliendo sus propias reglas, permite excepciones cuando los propios dueños deciden que el espectáculo vale la pena de ver y que los demás huéspedes debemos esperar a dormir cuando ellos lo decidan.
Se trata, como seguramente todos saben, de una hostería que no destaca ni por la calidad de sus instalaciones, ni por su comida. Todo ello es bastante mediocre. El único plus que tenía este lugar, y que le hacía aun sobrevivir frente a sus competidores era la atención amable y personalizada que entregaban sus dueños. Pero eso se ha perdido definitivamente con la nueva generación que ha intentado, sin éxito, continuar con el legado del fundador.
“¿No puede dormir?”, me escupe con absoluto desprecio uno de los administradores (el marido ‘deportista’ de la hija del fundador) “pues es su problema… debe esperar a que terminemos con esta ‘actividad’”. Le respondo “en las normas del hotel, que están en todas las habitaciones, ustedes señalan que está prohibido importunar con ruido después de las 10 de la noche…” pero ya no seguí, no tenía sentido, el señor se había dado vuelta y se había ido dejándome hablando sola…
La ‘actividad’ deportiva de gritos destemplados que hacían llorar a mis niñas, acabó cerca de las 12 de la noche… al otro día, no podía levantarme del cansancio de mi último día de ‘vacaciones’.
En fin, nunca me había sentido tratada como basura y menos por los propios dueños de un hotel.
Quizás esto explica que, en pleno febrero, la hostería estuviera semi vacía. La ruina del negocio ‘familiar’ se acerca. Es seguro.
Alejandra Zúñiga.
azunigaf@yahoo.com
Abogada.
Abogada.
Si es verdad esa hostería no es lo que publican, una vez fui por una promoción y la cena de la noche me enfermó de tal manera que no disfruté ni un solo día de los que estuve ahí. Nos toco una camarera muy "confianzuda" poco respetuosa y eso nos intranquilizó. Es decir todo malo no iría nunca más ni la recomendaría. La página que muestran es mentirosa y los paseos y etc. son mentiras. No vayan no la recomiendo.
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