25 de enero de 2012
Desde hace una año mi Madre Liliana Riveros Balmaceda, Domiciliada en Bruselas ***, El Retiro, Quilpué; a sido causa de reiteradas visitas de Chilquinta, para revisar el medidor, por mantención el cual esta en excelentes condiciones. Hoy sobrepasaron el limite del juicio y de humanidad; ya que el inspector hacia caso omiso de lo que mi madre le argumentaba, que estaba sola y tenia 80 años, por ende no lo podía dejar entrar. El inspector no le importaba lo que mi madre argumentaba y cortaba el sitofono, el individuo insistía tocando el timbre lo cual sucedió cuatro veces al fin mi madre salió y le dijo: “no puedo dejarlo entrar, estoy solo y no ve que soy una anciana de 80 años”, a lo cual el individuo le indico que no le interesaba que lo dejase entrar de lo contrario le dejaría una citación, la cual tenia que firmar, o la dejaría en la puerta, la que yo no encontré cuando ingrese al domicilio, mi madre se negó debido a la insistencia inusual que presentab! a el individuo.
Todo el problema generado por empleado de Chilquinta provoco un grave alza de presión y de su glicemia por el sistema nervioso, lo que llevo a llamar al medico a eso de las 19 horas cuando llegue.
¿Hasta cuando debemos soportar este tipo de abusos de chilquinta?
Viviana Tapia
tapiaviviana@aol.es
