28 de junio de 2013

Mi nombre es Isabel Vivallo, mis padres son adultos mayores de 84 años, que viven en Camino Labranza kl. 9 y hace dos meses a la fecha en horas de la noche llegaron 02 personas que señalaron ser de la compañía telefónica Entel, ofreciéndole una promoción de cable y teléfono por un monto de $ 15.000 y los dos primeros meses gratis y cancelando el costo del modem en el momento. Además señalaron que las gestiones para caducar su anterior servicio se encargaban en forma interna las compañías. Sin embargo, pasaron los días conectado a las dos compañías, hasta que personalmente debió ir a dar término al contrato. Asimismo, le indicaron que no podían mantener su actual número, ya que, era una promoción con nuevos números. Luego le extendieron un contrato de servicios que él no leyó y sólo estampó su firma debido a la prisa que manifestaban los funcionarios. Sin embargo, este presenta claras irregularidades donde falta información de los montos a pagar, dirección de referencia para recibir su estado de cuentas e identificación del funcionario que vendió el servicio entre otros.
Hoy se trasladó a la Av. Alemania donde se ubica la compañía Entel, con la finalidad de solicitar dejar como referencia el domicilio de una hija que vive en Temuco para la recepción de sus boletas de pago, ya que por la distancia a su domicilio no llegan. Sin embargo, después de ser derivado por varias oficinas sin respuesta, el guardia le señala que su solicitud la debe gestionar a través de un citófono que se ubica en el lugar, al tratar de comunicarse y debido a su edad presenta dificultades de audición, no pudiendo escuchar con claridad la conversación y el ejecutivo del otro lado de la línea cortó, por lo que le pidió a otra persona que hablara por él, quien le explicó que necesitaba dejar otra dirección de referencia para que llegaran sus boletas, respondiéndole el ejecutivo que no era posible, agregando además que si deseaba conocer el monto de su boleta, debía concurrir a la compañía todos los fines de mes a saber si estaba facturada, al mismo tiempo le señala que actualmente él mantiene una deuda de $22.000.- con la compañía, la cual, debió cancelar en ese momento no respetando la gratuidad de dos meses.
Por lo anterior siento que claramente se vulneraron todos sus derechos como cliente, con un trato discriminatorio a un adulto mayor. Manteniendo esta compañía una falta de ética en la forma de ofrecer sus servicios, aprovechándose de la vulnerabilidad de las personas que viven de una pensión mínima y principalmente la falta de criterio y respeto por las personas de la tercera edad, donde no se les facilitan las condiciones para una atención adecuada.

Isabel Vivallo
lucita.vivallo@gmail.com

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